Pese a haber vivido una infancia en la que no se notaban en lo material las secuelas de la guerra civil, sí que había, no obstante, muchos detalles que mostraban una situación anormal. Si en las comidas en casa de mi abuela paterna –franquista- se podía hablar tranquilamente de las cosas de la guerra, lo malos que eran los rojos, etc, nunca pasaba lo mismo con la familia de mi madre –republicana-. En torno a 1970, teniendo yo 14 años, sí se percibían también otros indicios. El colegio al que asistía, de curas, estaba situado junto al cuarte de la policía armada, y había ocasiones, cada vez más, en las que los vehículos antidisturbios se acumulaban en la puerta prestos a salir: se trataba del Aberri Eguna, que por aquel entonces empezaba a celebrarse en las calles de San Sebastián. En ese día, nuestros padres no nos dejaban salir de casa, pero en el colegio algún compañero de clase, oscuramente, hacía mención de esa fecha sugiriendo que algún hermano mayor sabía bastante más del asunto.
No es de extrañar este ambiente, porque aún en fecha tan tardía, 31 años después de terminada la guerra civil, se podía leer lo siguiente en el libro de Historia que estudiábamos en el colegio:
Íñigo Echenique
1 comentario:
Y es que los libros de texto no eran libros de texto, sino doctrina franquista y explicación parcial y sesgada de un alzamiento no contra el Frente Popular, como dice el texto del libro cuya imagen podemos leer, sino contra un gobierno legítimo, elegido democráticamente y que fue víctima de numerosas conspiraciones que culminaron en el vergonzoso y genocida alzamiento del 18 de julio que aún hoy ciertos sectores de la sociedad siguen celebrando. Algo impensable en cualquier país democrático de nuestro entorno.
¿Os imaginais que en Alemania se celebrara el incendio intencionado del parlamento?.
Saludos.
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