Era un día indeterminado después de terminada la guerra en Asturias. Cuenta mi abuela que para dar de comer a sus hijos (de aquella debía tener ya 4) necesitaba una harina que era imposible de encontrar en su pueblo. La zona es el occidente minero asturiano y el pueblo un villorio asturiano de no mas de 200 habitantes. Decidió entonces bajar a Cangas, la capital del concejo, hoy a 7 km por carretera. Era su última oportunidad de dar de comer a sus hijos. Al llegar a Cangas una larga cola de gente desesperada se apretujaba a la puerta de la única panadería abierta bajo la atenta mirada de la polícia. Llegada una hora la panadería cierra ante la desesperación de las muchas mujeres que se quedan sin el pan que han venido a buscar desde muy lejos. La policía (la municipal dice mi abuela) no lo duda y se lía a golpes con las mujeres para desalojarlas del lugar. Mi abuela recuerda la saña que empleó uno de ellos dando porrazos a las mujeres aterrorizadas; "que malo era" dice. Desesperada emprende el camino de vuelta carretera arriba, llorando sin saber que dará de comer a sus hijos. Dos quilómetros antes de llegar al pueblo "oye" (lo cuenta como si corrieran rumores ente las mujeres de donde se podia encontrar comida) que en una casa en otro pueblo venden harina de maiz. "Gracias a Dios" pudo comprarla y ese día sus hijos pudieron comer. Cada vez que hablaba del hambre y del sufrimiento en la inmedita posguerra empezaba con este cuento. Yo también he querido empezar por él.
valentin
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4 comentarios:
Hola a todos,
Me parece una idea estupenda la de reconstruir nuestra propia versión histórica, la que nos ha llegado a retazos y la que nuestra propia intuición ha creado, a partir de las palabras escuchadas. Dicen que nada se recuerda exactamente igual a como sucedió, dicen que cada vez que rememoramos algo añadimos una pequeña parte de nosotros mismos. Dicen también que el pueblo que olvida su propia historia está condenado a repetirla.
Que gran idea esta que has tenido de publicar este blog que añade a la historia "oficial", esas otras pequeñas historias de gente que recuerda las peripecias familiares contadas tras un fuego hogareño, una humilde cena y/o una charla de café.
Hay que hablar, hay que recordar, hay que memorizar lo que fue el franquismo en la vida cotidiana de las personas. Como se metió hasta en las cuestiones más íntimas de sus vidas. Como el fraquismo lo impregnó todo, vida social, privada y familiar. Como aquellos años cubrieron de sangre y humillaciones a todo un pueblo abandonado a su suerte, a la suerte del fascismo durante 40 largos y oscuros años.
Enhorabuena Valen.
Y finalmente lo ha hecho.
Pues nada, aprovechando este apartado de comentarios os diré que soy la pequeña de tres hermanos y que posiblemente y precisamente por eso, por ser la pequeña, y tambien muy posiblemente por ser mujer( aunque y he de reconocerlo, la causa principal sea mi propia forma de ser), mis recuerdos son como escuchados de forma robada y guardados en la trastienda,lejanos y escondidos, y sobre todo, puntuales y sin historia, como si nunca me los hubieran contado a mi personalmente o como si yo personalmente nunca les hubiera prestado atención. Exactamente nací el 25/11/1975,por lo que podemos decir que me libré de Franco y Franquismo, y que seguramente por esa razón, todo lo que hubiera ocurrido entonces a mi me llegó en dosis muy pequeñas, como procurando que la "nena" no se enterase, que ojos que no ven corazón que no siente. Asi que agradezo la colaboración de todo aquel que nos "cuente" su historia para poder yo tb recomponer la mia.
Gracias
Nuria.
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